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Jovénes, empresarios, trabajadores...UN PROYECTO PARA TODOS
Basado en la CULTURA DEL DAR
Una ECONOMÍA que pone en el CENTRO A LA PERSONA
Un modelo HUMANO, SOLIDARIO Y SOSTENIBLE
 

Conocemos la historia de Paco Toro, uno de los empresarios de EdC con mayor recorrido de España.

En 1972, dos años después de su boda con Lola y con sus dos primeros hijos, Paco crea una empresa de distribución de productos químicos para la agricultura y se traslada a Jaén, el primer productor de aceite de oliva del mundo con 600.000 hectáreas de olivar . En 1994, deciden unirse al proyecto EdC.

Paco, ¿qué os hizo comprometeros con la EdC?  Cuando Chiara lanzó el proyecto, me dio una alegría enorme.

Ante mí se abría un horizonte de un compromiso muy concreto de tipo social, ético, humano. La empresa ya había crecido y también la familia. Teníamos siete hijos, algunos ya estaban en la universidad. Había muchos gastos. Nos comprometimos con la EdC como respuesta a Dios, Padre de todos, que nos interpelaba: “el que dice que ama a Dios pero no ama a sus hermanos, miente”.

 ¿Qué os ha dado la EdC? Una dimensión nueva y más grande. Si bien antes intentaba hacerlo todo delante de Dios, ahora tomaba una dimensión mayor, más sobrenatural: ya no trabajaba solo para mi familia, sino para una familia más grande con la que compartir también los frutos de mi trabajo. Esta forma de vivir te dilata el corazón, te sientes más cercano a la humanidad, más hijo de Dios y más hermano de todos, tanto de los que están lejos como de los que están cerca formando parte o colaborando con la empresa. 

Cuéntanos algún hecho concreto. Una vez un cliente importante quería hacerme un pedido de productos para su olivar por valor de más de 8.000 euros. Era un año muy seco, así que antes de entregarle los productos fui a ver sus fincas y me di cuenta de que las flores de los árboles eran demasiado débiles como para cuajar el fruto. Le aconsejé que no se gastara aquel dinero, ya que no iba a poder recuperar el gasto. El se quedó muy sorprendido y me dijo: “¿has hecho más de 200 kilómetros para perder una venta?” 

Otro cliente me dijo otra vez, cuando íbamos juntos en el coche: “no se lo que me pasa contigo, que me creo todo lo que me dices y además es que lo hago; tengo la impresión de que no eres capaz de engañarme”. Yo le contesté: “llevas razón, si te engaño a ti, me engaño a mi mismo y a todo en lo que creo”.

Anteponer las personas, los clientes y las relaciones al dinero ¿no afecta a los resultados? ¿Cómo marcha la empresa en estos tiempos de crisis? Los márgenes comercialesAzienda_Paco_Toro_web son muy reducidos y tenemos que innovar. Junto con otro distribuidor creamos, con nuestra marca, una línea de productos nutricionales para las plantas y de esta forma conseguimos mejorar un poco los márgenes. Un centro de experimentación estatal ha hecho un seguimiento de uno de estos productos durante tres años y se ha demostrado un aumento de hasta un 30% en la producción de aceite de oliva. 

Hoy trabajan con nosotros cuatro ingenieros agrícolas, dos economistas, un administrativo, otro en el almacén y otro en el reparto. Damos un servicio de asesoramiento técnico que los clientes valoran mucho. Nuestros técnicos están muy motivados y se identifican con la empresa, porque ven que los criterios técnicos prevalecen sobre los puramente económicos. 


Todo esto produce también un efecto inesperado: un porcentaje de clientes bastante alto no me pregunta los precios de los productos; cuando les recomiendo hacer un tratamiento simplemente me dicen que les envíe los productos.


Así, mientras que la mitad de las empresas que se crearon a la vez que la mía y otras que surgieron después han cerrado, nosotros tenemos buenos resultados. El asesor fiscal dice que declaramos un beneficio más alto que otras empresas del sector que él lleva.

Es curioso que en una economía tan competitiva, algunas empresas se hundan a pesar de ajustar todos los gastos al máximo y de eludir fiscalmente lo más posible, y otras empresas, con mejores salarios, pagando más a Hacienda y realizando aportaciones a la EdC, sigan funcionando con cierta solvencia.

Durante muchos años has compartido beneficios que, para una empresa del tamaño de la vuestra, son importantes, de 40.000 a 60.000 euros al año, aun teniendo siete hijos y trece nietos. No habrá sido siempre fácil armonizar estos dos mundos... No siempre ha sido fácil. No puedo olvidarme de cuando mi hija estaba a punto de casarse. Ella y su novio estuvieron viendo un piso que querían comprar. Entre lo que tenían ahorrado y lo que les prestaba el banco no les llegaba para el piso. El dinero que les faltaba era justo la mitad de lo que nosotros ese año aportábamos a la EdC. Para nosotros fue una experiencia dura permanecer fiel al compromiso que habíamos adquirido y fiarnos plenamente del amor de Dios. Era comprensible que mi hija quisiera evitar tener que pagar un alquiler, pero a las personas que reciben ayuda de la EdC les hace más falta. Aunque no son mis hijos humanamente, sí lo son delante de Dios y creo que por esta vía la EdC quitará esa corona de espinas que impulsó a Chiara a lanzar el proyecto.

¿Te has preguntado alguna vez hasta qué punto era justo “perjudicar” a tus hijos en beneficio de personas a las que ni siquiera conocías?  Encontré una respuesta a ese interrogante, que me inquietaba: mi deber es preparar a mis hijos para que puedan desenvolverse en la vida y enseñarles a ser responsables. Muchas veces, cuando protegemos a nuestros hijos más de lo necesario, en vez de ayudarles les perjudicamos, porque si no les enseñamos a compartir, los atrofiamos y los hacemos dependientes.

Las ayudas que no son necesarias casi siempre atrofian. Aquí también la EdC me ayudó a tener una mentalidad más universal, equilibrada y madura a la hora de afrontar la vida. Pasado un tiempo, pudimos ayudar no solo a esta hija, sino a todos nuestros hijos a comprar el piso, pero sin rebajar nuestras aportaciones a la EdC.


Me gustaría aclarar que estas aportaciones no las hacemos porque tengamos una tesorería abundante. Para comprar los productos que tenemos en el almacén necesitamos recurrir a financiación bancaria. Si esperáramos a tener liquidez en el banco para enviar nuestras aportaciones, no lo haríamos nunca.

A partir de 2007 la forma de tus aportaciones cambió. Comenzaste a promover nuevas empresas en Bolivia para crear puestos de trabajo. ¿Por qué? Cuando se describía la manera en que se distribuían los beneficios del proyecto EdC, tenía la impresión de que la parte destinada a la formación de hombres nuevos se interpretaba solo como una ayuda a las estructuras del Movimiento de los Focolares, y también la ayuda a los pobres me parecía que se hacía de manera un poco asistencialista , cuando yo creo que salvo enfermedad la ayuda continuada es negativa y produce atrofia, se pierde el estímulo a la superación e incluso disminuye la autoestima. Todo esto me parecía un freno para el desarrollo de la EdC. Chiara lanzó la EdC viendo la corona de espinas, la corona de favelas alrededor de la ciudad de Sao Paulo. Propició fundar empresas que crearan  puestos de trabajo para ayudar a estas personas a salir de su indigencia y recursos. Esto nos parecía que tenía que ser el primer punto de referencia para nosotros.

Así que te fuiste para Bolivia... No fue tan fácil. Empecé por Chile, consultando a los responsables del Movimiento para Chile y Bolivia, a los que expresé nuestra fuerte exigencia de hacer una EdC con una visión más amplia.  Pedimos luz para encontrar el camino y fuerzas para recorrerlo. Después, en agosto de 2007, fui con Lola a Bolivia, donde nos acogieron muy bien. Ver tantos niños viviendo en las calles porque sus padres estaban trabajando en España nos dio la confirmación de que estábamos en el camino correcto. En Bolivia tuvimos tres encuentros importantes: el primero para conocernos, nos sentimos como en nuestra casa; el segundo para exponer el proyecto que teníamos: prestar dinero para financiar la creación de empresas que dieran empleo, y el tercero para ver juntos cómo llevar el proyecto adelante.

¿Cómo se gestionan estos préstamos? Creamos una comisión formada por cuatro personas, que evalúa los proyectos y establece las condiciones del préstamo en función de la viabilidad del proyecto, de la cantidad de puestos de trabajo creados, de la necesidad de formación profesional y del plazo para la devolución del préstamo. Con la comisión hemos mantenido un contacto continuo a través del correo electrónico, pero los verdaderos protagonistas de esta experiencia en Bolivia son ellos.

Has vuelto varias veces a Bolivia, la última en julio de este año para participar en el congreso de Santa Cruz de la Sierra. ¿Qué nos puedes decir sobre el avance del proyecto desde 2007 hasta hoy? He viajado varias veces, algunas de ellas con Javier Espinosa. El proyecto sigue adelante y se va consolidando. Ahora mismo hay siete empresas funcionando y otras dos en estudio. La experiencia nos aconseja añadir nuevos criterios, como asegurarnos de que quienes reciben ayuda proporcionen cobertura sanitaria a sus empleados, quién nombra la comisión local... Hemos visto también que hay que mejorar la comunicación con otros empresarios que contribuyen al proyecto.A pesar de las dificultades iniciales, estamos muy contentos de la relación y el diálogo intenso que hemos mantenido con la Comisión Internacional de la EdC, que nos ha permitido una mejor comprensión de la EdC y ha hecho crecer la fraternidad y la comunión entre todos nosotros, proyectando hacia el exterior el pensamiento de Chiara y dilatando aún más nuestros corazones.