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Jovénes, empresarios, trabajadores...UN PROYECTO PARA TODOS
Basado en la CULTURA DEL DAR
Una ECONOMÍA que pone en el CENTRO A LA PERSONA
Un modelo HUMANO, SOLIDARIO Y SOSTENIBLE
 
Después de 24 años de vida del proyecto de Economía de Comunión, es necesario pasar el testigo a una nueva generación, y en ese sentido los jóvenes son ya el presente y no sólo el futuro, como se suele decir.

Isaías Hernando, presidente de la Asociación por un Economía de Comunión en España ha asistido a la Escuela de jóvenes y Congreso Internacional de EdC  celebrado en la Mariápolis Piero en Nairobi, 2015 (Kenia).  

- Isaías, ¿nos puedes decir algo de lo que ha significado para ti?

- "La experiencia de ver nuestra economía actual desde África y junto con los africanos ha sido increíble. Nada que ver con los clichés al uso. Junto a muchos dolores, en África hay una vitalidad enorme que se manifiesta en todo: en la cantidad de niños y jóvenes, en las danzas y los tambores, en la creatividad y en las ganas de vivir. Una capacidad de generar cosas nuevas que contrasta mucho con nuestra tecnológica, pero cada vez más triste Europa. Ver el mundo desde la periferia, desde los que llamamos pobres... Es un don".

- Después de esta experiencia extraordinaria que has vivido, ¿cómo explicarías en qué consiste la EdC a alguien que lo escucha por primera vez?

- "La Economía de Comunión (EdC) es un nuevo modelo económico basado en esa especial forma de fraternidad que es la comunión, lanzado en 1991 por Chiara Lubich a partir de la experiencia vital del carisma de la unidad. Frente a una economía que causa exclusión y desigualdad, la EdC propone una economía distinta, al servicio del bien común y de la inclusión de todas las personas, especialmente las más desfavorecidas. Para hacer realidad esta nueva economía es necesaria la contribución de todos: empresarios, estudiosos, consumidores y todo tipo de ciudadanos conscientes de que las decisiones económicas que toman en su vida diaria, incluso las aparentemente más insignificantes, tienen repercusión sobre otros seres humanos y sobre el planeta".

- ¿Qué tiene de peculiar? 

- "Quizá el aspecto más innovador, o si se quiere revolucionario, es que para resolver los problemas de la pobreza y la desigualdad no basta con redistribuir mejor la riqueza. Lo que propone el modelo dominante, que la EdC quiere contribuir a superar, es crear mucha riqueza, aunque sea de modo egoísta, de forma que algo pueda redistribuirse también entre los más necesitados. En cambio, lo que propone la EdC es incluir a los necesitados ya desde el principio del proceso de producción de la riqueza, sabiendo que, por mucha ayuda que reciba, un pobre no dejará de ser pobre mientras no tenga un trabajo digno. Un ejemplo concreto de esto es la propuesta que hace Chiara Lubich a las empresas de destinar dos terceras partes de sus beneficios a luchar contra la pobreza y a formar a los jóvenes en esta nueva economía".  

 

"Los jóvenes responden a ideales grandes, son más sensibles a la idea de cambiar el mundo, y para cambiar el mundo hoy ya nadie duda de que es necesario cambiar la economía"

 

- ¿Qué se ha conseguido llevar a cabo en España?

- "En España hay un buen grupo de personas que tratan de vivir la Economía de Comunión en sus diferentes ámbitos. Hay unas 25 empresas que aplican estos principios, pero también hay profesores, trabajadores, estudiantes que participan en los distintos encuentros que se organizan a nivel nacional o internacional (como el que acaba de celebrarse en Nairobi). La Asociación por un Economía de Comunión en España es el "lugar" en el que confluyen muchas de estas personas, además de un instrumento para dar a conocer esta propuesta de una nueva economía".

- ¿Qué papel tienen los jóvenes en la EdC?

- "Los jóvenes tienen un papel crucial. En primer lugar, porque los jóvenes responden a ideales grandes, son más sensibles a la idea de cambiar el mundo, y para cambiar el mundo hoy ya nadie duda de que es necesario cambiar la economía. Y para cambiar la economía, es necesario saber cómo hacerlo. Por eso, es muy importante también la existencia de un grupo de jóvenes de EdC que se formen, reflexionen, y elaboren propuestas de acción viables. 

En segundo lugar, hay una cuestión "biológica", de relevo generacional. Después de 24 años de vida del proyecto, es necesario pasar el testigo a una nueva generación, y en ese sentido los jóvenes son ya el presente y no sólo el futuro, como se suele decir".